¿Cómo son tus acciones y reacciones? Conoce los trastornos del control de impulsos

Hablar de impulsividad, hace referencia a una característica personal que puede ser normal o patológica y que es un rasgo natural del ser humano.

Muchas veces se confunden los conceptos, creyendo que la impulsividad se trata exclusivamente de actuar «sin medir las consecuencias» y nada más lejos de la realidad que eso, pues la impulsividad es el acto que se da como respuesta a un hecho.

Esta acción puede resultar favorecedora o devastadora, dependiendo del caso. Puede ayudar en momentos de peligro, alguien con una impulsividad rápida y efectiva, o puede resultar fatal, cuando un sujeto tiene una impulsividad patológica y dañina.

Este último, podría suponer la existencia de una enfermedad psiquiátrica, siendo los trastornos del control de impulsos la más vinculada. Según el DSM V se trata de un conjunto de síntomas que pueden implicar agresividad, conductas violentas, actos descontrolados y abuso de sustancias.

¿En qué consisten los trastornos del control de impulsos?

Según la OMS, corresponde a la imposibilidad para controlar los impulsos de un acto irresistible que se impone sobre la mente, pero que engloba varias categorías determinadas, según la acción inductora que los ha provocado.

Es así como estos trastornos se definen como la repetición de actos que no tienen una motivación clara y que por su dificultad para controlarlo, va deteriorando la vida del individuo afectado y de su entorno.

Estos sujetos van actuando sin razones específicas, predominando ante todo el impulso de actuar ante cualquier hecho.

¿Qué incluyen los trastornos por descontrol de impulsos?

  • Ludopatía
  • Piromanía
  • Cleptomanía
  • Trastorno negativista desafiante
  • Trastorno explosivo intermitente
  • Trastorno de conducta en niños
  • Trastorno de personalidad antisocial
  • Otros trastornos no especificados

Cada uno de estos trastornos comparten un rasgo particular: Imposibilidad de controlar el comportamiento patológico, así como las emociones que inducen acciones impulsivas para con su entorno.

Se debe estudiar al sujeto en cuanto a la frecuencia de sus crisis, la intensidad de sus acciones y el deterioro de sus conductas.

Generalmente, se trata de trastornos en los cuales los sujetos recurren a la compulsión en situaciones de malestar, ansiedad, gratificación y placer. Así mismo, puede presentarse una sobreestimación del daño teniendo la incapacidad completa para inhibir o atenuar la conducta alterada.

Ludopatía

Para la mayoría de la gente, un juego no necesariamente significa un problema, ni tampoco interfiere en sus actividades normales. Sin embargo, para un pequeño grupo puede suponer todo lo contrario, convirtiéndose así en el centro de su vida, tanto así que pasan a influir en sus pensamientos, su tiempo y hasta sus recursos económicos, deteriorando la relación con los demás y es ahí cuando aparece el trastorno del juego patológico o «ludopatía».

No es muy frecuente en la población general y suele comenzar en las etapas de la adolescencia y el inicio de la adultez, evolucionando en episodios o de manera crónica, teniendo picos de máxima intensidad en distintos momentos de la vida.

En distintos estudios se ha considerado que el juego es la consecuencia de un déficit cerebral que conlleva a buscar por otros medios una serie de sensaciones y que estos juegos las suelen generar de manera satisfactoria. Las primeras ganancias van provocando el refuerzo de la conducta, al mismo tiempo que los sujetos comienzan a creer que pueden controlar la suerte a su manera, manifestando así un optimismo distorsionado.

A medida que pasa el tiempo, los sujetos van aumentando cada vez más sus apuestas queriendo así recompensas más rápidas y teniendo la incapacidad de parar en el juego. Con frecuencia se presentan episodios de mayor descontrol y depresión, así como mayor tendencia a abusar del consumo de alcohol y otras sustancias.

Piromanía

Este trastorno hace referencia al cuadro caracterizado por la provocación descontrolada y constante de incendios, los cuales son planeados y sin ningún motivo específico. Esta conducta se acompaña de mucha tensión o activación emocional que genera bienestar y fascinación al observar las consecuencias del fuego.

La frecuencia es dificil de determinar pero se ha descrito que quienes inician fuegos constantemente, no siempre resultan pirómanos, sino que pueden contener tras su personalidad otras enfermedades psiquiátricas como manía, alcoholismo y hasta esquizofrenia.

El primer episodio puede iniciar desde la infancia o la adolescencia y resulta más frecuente en los hombres, manteniendo una evolución episódica con tendencia a la repetición más que todo por crisis personales. Muchos de los afectados suelen tener antecedentes de enuresis (orinarse la cama por las noches), familiares padecedores de alcoholismo y se deben diferenciar los que son fuegos provocados por pirómanos, por aquellos dados bajo otras alteraciones de conducta como fugas, robos o un trastorno disocial.

Cleptomanía

Es el cuadro patológico caracterizado por robar objetos que no resultan un beneficio para el sujeto y teniendo conciencia de ello. Es así que se define como el fracaso a resistir el impulso de robar, sin tener ninguna ganancia específica y deseada. Para ellos, el objetivo es el robo, no la posesión de lo adquirido.

Es un trastorno que se ha descrito mayormente en mujeres y suele comenzar alrededor de los 35 años con una duración aproximada de 20 años. Es un problema crónico con episodios de crisis eventuales.

Sus factores predisponentes incluyen la genética y alteraciones neurofisiológicas como la disfunción de sistemas de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, sustancias cerebrales encargadas de las sensaciones de placer.

Los síntomas de la cleptomanía incluyen la repetición de robos sin ninguna motivación por la ganancia, sentimientos de tensión y placer durante la acción del robo, describiéndolo así como «un momento excitante». Suelen hacerlo cuando están solos y solo pueden experimentar temor o culpa una vez que ya han robado, no durante el instante que lo hacen.

Este trastorno debe diferenciarse de los robos deliberados y de la cleptomanía simulada, debido a las consecuencias penales que los mismos implican.

Trastorno negativista u oposicionista desafiante

Es particularmente un trastorno de los niños, los cuales tienden a manifestarse en la desobediencia todo el tiempo, realizando rabietas, no importa el momento ni el lugar. Los malos comportamientos que entran dentro de estos trastornos de control de impulsos pueden significar el comienzo de trastornos de conducta que deben corregirse para evitar problemas futuros más graves.

Los niños con este trastorno deben estudiarse con un tipo de evaluación completa para buscar otros cuadros que puedan estar asociándose, como el déficit de atención e hiperactividad, trastornos del ánimo o simplemente, trastornos de ansiedad.

El trastorno negativista desafiante se define como un patrón de conducta oposicionista, desobediente y hostil direccionado únicamente a las figuras de autoridad.

¿Cómo reconocer un niño con este trastorno?

  • Se molestan frecuentemente y es parte de su personalidad hacer rabietas de todo tipo
  • Discuten con los adultos
  • Desafían las reglas y normas, siendo provocadores
  • Culpan a los demás de sus propios errores
  • Son desobedientes y tienden a mentir

Para no pensar que se trata simplemente de una rabieta del momento por su edad, este trastorno debe cumplir el criterio de que estas conductas se presenten con gran frecuencia, interfiriendo también en el aprendizaje, la adaptación escolar y en las relaciones con sus compañeros.

Trastorno explosivo intermitente

Es un cuadro recién descubierto y reconocido por las clasificaciones de enfermedades psiquiátricas y se caracteriza por episodios recurrentes de explosiones de violencia, asumida con agresiones desproporcionadas que luego se acompañan de remordimientos por lo sucedido.

Entre sus principales rasgos patológicos están los actos de ira y rabia. Se inicia generalmente en la infancia y puede persistir hasta los 50 años, donde comienzan a disminuir los episodios.

Como parte de los síntomas de trastorno explosivo intermitente se encuentran los arrebatos repetitivos del comportamiento agresivo, el cual refleja de forma importante la ausencia de control de impulsos cursando con agresividad, tanto verbal como física.

Va presentándose de manera repentina sin síntomas que lo preceden, sino ante cualquier provocación proveniente de alguien cercano. Son cuadros impulsivos basados en rabia y que suelen durar menos de 30 minutos pero que pueden repetirse hasta 3 veces por semana, lo que provoca un gran deterioro en el ámbito psicosocial del sujeto afectado.

Se diferencia de los episodios violentos que pueden tener personas con otro tipo de trastornos psiquiátricos como esquizofrenia, personalidad limítrofe o antisocial o por abuso de sustancias, por el resto de los síntomas que estos últimos suelen presentar.

Trastorno de conducta en niños

Este tipo de trastorno suele presentarse en niños mayores y adolescentes, siendo una categoría en la que las descripciones clínicas indican la presencia de un comportamiento centrado en peleas, intimidación excesiva, crueldad hacia animales y personas, así como conductas destructivas de pertenencias ajenas, creando incendios, robos, así como mentiras repetitivas, ausencia escolar y rabietas exageradas con frecuencia.

Todas estas acciones si son intensas, son suficientes para dejar claro que se está frente a este diagnóstico. Deben ser conductas repetitivas de este tipo de comportamientos sin importar el tiempo del episodio, pero para confirmarlo deben haber estado en episodios frecuentes por más de 6 meses.

Los conductas típicas de este trastorno
  • Agresión a personas y animales
  • Iniciar peleas físicas
  • Crueldad hacia su entorno incluyendo los animales
  • Destruye propiedades privadas
  • Puede generar incendios con el fin de ver daños severos
  • Engaña y roba sin remordimientos
  • Roba objetos sin tener que enfrentarse a la víctima
  • Inclumplimiento grave de las leyes y normas
  • Abandono del hogar en más de dos ocasiones antes de los 13 años
  • Algún episodio de delito violento que incluya enfrentamiento con su víctima
  • Obligar a una persona a tener relaciones sexuales

Para la evaluación de estos pacientes es imprescindible dejar claro al médico, la edad en la que comenzaron estas conductas, si fue antes de los 10 años o después. Así se podrá discernir si se trata de un trastorno de conducta, leve, moderado o severo, según el número de síntomas que presente.

Trastorno de personalidad antisocial

Este rasgo patológico de personalidad, se muestra entre los distintos tipos de trastornos de control de impulsos por ser un cuadro basado en conductas antisociales que se deben al fracaso que implica para ellos poder adaptarse a las normas de la sociedad.

Esto da lugar a que sean generalmente deshonestos, impulsivos así como individuos alejados de la planificación e irritables ante cualquier situación que ponga en riesgo su seguridad. Suele comenzar en la mitad de la adolescencia y les resulta imposible poder llevar una vida tranquila lejos de actividades que resultan una falta a las normas sociales.

Así mismo, les resulta un completo desgaste de tiempo pensar en los deseos o sentimientos de los demás y solo van buscando obtener su satisfacción personal ya sea por medio de sexo, poder o el dinero, pero todo bajo las vías no lícitas.

Van por la vida mintiendo y manipulando a otros e inclusive pueden llegar a simular enfermedades para conseguir lo que buscan, cuando se combina con un patrón de impulsividad son incapaces de planificar el futuro ni lo que quieren para sus vidas y esto puede significar la tendencia a cambiar súbitamente de empleo, de vivienda o de amistades.

Otros trastornos no especificados

Existen otros trastornos del control de impulsos que aún están en período de estudio y es el caso de los trastornos al impulso del abuso de internet, abusos sexuales y muchos más.

Si crees que estás empezando a tener conductas extrañas y desconocidas para tu personalidad, es el momento de acudir a tu médico y comprobar que no se trata de uno de los tantos trastornos de control de impulsos que existen y si es así podrías averiguar cómo paliar los síntomas.

Recuerda, el descontrol de los impulsos provocan la incapacidad de razonamiento para identificar conductas no adecuadas y fuera de las normas, lo que provoca graves consecuencias para el sujeto y las personas más cercanas. Si eres tú el que lo está padeciendo esto o conoces a alguien con esas características, puedes ayudarlo orientándolo a recibir ayuda de un especialista en salud mental y mejorar cada una de sus conductas que en muchos de los casos puede agravarse con trastornos de agresividad.

¡Ahora el control está en tus manos, aprovéchalo!